Viajo a España no más de dos- tres veces al año, aquí las vacaciones son escasas, y en lo poco que he visto he comprobado que las nuevas generaciones tienen un mayor conocimiento (entiéndanme: escribir y hablar) del inglés. Me alegro mucho. Siempre he pensado que ser bilingüe, trilingüe, cuatrilingüe es maravilloso, además de las ventajas evidentes.
Creo que mi generación, la de los 80, no tenemos mucha idea de inglés y que cuando nos aventuramos a vivir en el extranjero, las cosas no son como pensamos. Llegan las penas, las lloreras y las frustraciones porque sientes que no tienes ni z idea de inglés y creías que sí. Iluso. Ilusa. ¡Ya puedes espabilar!
Así es como me sentí yo cuando llegué a Rochester, New York. Jopetas, que no entendía nada de nada. Llamar por teléfono o tomar una llamada me daba auténtico miedo porque sabía que no iba a entender ni el good morning. Durante semanas pensé que era imposible… que yo me quedaría sin saber inglés , pero, déjame preguntarte una cosa. ¿Quiénes son los que ganan en la vida? Los que persisten, ¿verdad? Pues eso es lo que he hecho yo desde que puse mis pies en Estados Unidos.
Los idiomas requieren práctica y eso es lo que no yo paro de hacer. Es verdad que amo la lengua inglesa desde que era niña y aprendí de manera autodidacta para conseguir un buen nivel. Sabía que un día no muy lejano, llegaría a cumplir mi sueño de vivir acá. Después de cinco años y medio en este bendito país puedo decir bien alto y claro que estoy super proud and blessed for my excellent English and keep going!
Recuerda siempre que una lengua es un idioma, una herramienta que sirve para comunicarse, no es una ciencia exacta, son letras puestas “to juntas” para entenderse. De modo que sí, aprende toda la gramática del mundo que quieras y saca 10 en los exámenes, pero ¡por Dios practica! Do it again and again!
Así es Begonia, el que persevera alcanza y quien se esfuerza alcanza la meta, solo los luchadores que son esforzados y valientes lo logran, saludos.